Cómo limpiar un bolso de piel

Los bolsos de piel, sobre todo si están hechos en cuero natural, requieren de un mantenimiento periódico para conservar su buen aspecto. El cuidado básico es, por supuesto, la limpieza, que debe hacerse siguiendo unos pasos específicos. Además, pueden recibir otros cuidados como la impermeabilización. Por eso, en estas líneas te contamos como limpiar bolsos de piel para que luzcan en perfecto estado. Son, por cierto, unos consejos que también se pueden seguir en otras tareas con productos similares, como limpiar una cartera de piel.


Principales pasos para limpiar un bolso de piel

Aunque los bolsos de piel son muy distintos entre sí, sobre todo en función de su tipo de poro, en todos ellos podrás llevar a cabo los siguientes pasos. La intensidad a aplicar dependerá de la mancha y del estado de conservación de la piel del bolso.

Limpiar con un paño húmedo

El primer paso para quitar las manchas de un bolso de piel es frotar con un paño húmedo y limpio. A ser posible, se debería utilizar solo agua, aunque si no queda más remedio que recurrir a un producto de limpieza, se recomienda usar un jabón suave. Se debe incidir bien en la mancha, pero también se debe pasar el paño por todo el cuero para que el aspecto del bolso sea homogéneo al final del proceso. El paño debe estar húmedo pero no mojado para que el agua no penetre demasiado en el cuero, puesto que el objetivo es la retirada de la mancha de su capa más superficial.

Más difíciles son las rozaduras, pues no se trata de una mancha, sino del una zona de desgaste producida por el paso del tiempo o la fricción continuada con otros artículos. En este caso, existen marcas de productos de limpieza que aseguran saber como quitar el roce de un bolso, aplicando su solución diluida en agua (10% de producto, 90% de agua), pero en todo caso deberá recurrirse a esta opción con mucha precaución para evitar causar mayores daños al cuero.

Dejar secar el bolso

Después de frotar todo el bolso con el paño húmedo, es preciso dejarlo secar antes de seguir con la limpieza. 10 minutos deberían ser suficientes para que el cuero se seque o y para observar si la mancha ha desaparecido. De lo contrario, se puede repetir el paso anterior para buscar una mayor efectividad en la limpieza.

Hidratar o nutrir el cuero

En realidad, la limpieza en sí ya se ha completado con los dos pasos anteriores, pero es preciso añadir un cuidado más para que el bolso se mantenga en buen estado durante más tiempo. Hablamos de hidratar o nutrir el cuero, puesto que un cuero demasiado seco tenderá a agrietarse, generando un daño difícil de reparar.

En este sentido, existen productos específicos para bolsos, pero también se puede utilizar un producto cosmético humano, como una crema hidratante para pieles sensibles. En este caso, lo ideal es extender el producto en un papel y, de ahí, repartirlo suave y homogéneamente por todo el cuero. De lo contrario, si se aplica directamente sobre el bolso, se corre el riesgo de generar una mancha que antes no existía.

Precisamente por esta razón, se recomienda aplicar el producto poco a poco: es preferible quedarse corto en la primera pasada y repetirla después las veces que haga falta, pues así el resultado será más uniforme en todas las zonas.

Pasar un paño seco para retirar excesos de producto

Este paso final es fundamental, puesto que por muy bien que se reparta la crema hidratante, siempre permanecerán restos en la superficie y en las zonas de difícil acceso. Por ello, se recomienda utilizar un trapo seco y frotar suavemente sobre el cuero, de manera que éste ‘atrape’ el exceso de crema, evitando así que el bolso manche otras prendas del outfit.

Impermeabilizar un bolso

Este cuidado se puede considerar un extra que puede realizarse con el bolso ya limpio e hidratado, pero resulta fundamental para que se mantenga en buen estado durante más tiempo. De lo contrario, si absorbe humedad del entorno (de la lluvia, por ejemplo), el cuero tenderá a pudrirse y estropearse.

Para ello, se recomienda utilizar productos específicos para impermeabilizar bolsos de piel o, en su defecto, cremas para impermeabilizar calzado. El ‘modus operandi’’ será el mismo de los últimos pasos de la limpieza:

  • Se aplica el producto sobre un papel o trapo, nunca directamente sobre el bolso
  • Se reparte el producto de manera homogénea por toda la piel
  • Se pasa una gamuza o paño seco para retirar el exceso de producto

Como ves, limpiar un bolso es una tarea sencilla y muy recomendable no solo para que tu accesorio luzca elegante, sino también para que se mantenga así durante mucho tiempo, soportando sin problemas otras amenazas como el agua de la lluvia.


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